
A veces oscuras nubes ocultan un sol contenido,
Y a través de un frío apagado se siente su cálida caricia
Espesa y sublime, siempre presente como la ausencia.
A veces los días grises emulan una tristeza templada
Y nuestros ojos simulan húmedas lágrimas postergadas,
Sin embargo la sangre sigue latiendo su comparsa corriente.
A veces sentimos los pasos perpetuos de un reloj disonante
Como una condena interminable de una soledad sostenida,
Sin embargo, cadencioso su ritmo,
marca nuestro paso maravillosamente inquietante.
A veces, simplemente a veces,
un poema se escurre entre mis manos,
Para que en un estrecho abrazo entre tinta y escuálido papel,
Pueda decirte que puedes ser mi sol y mi sangre, mi tiempo y mis palabras.
A pesar de las nubes, de las lágrimas, de los segundos y de las palabras,
Simplemente a veces, puedo verte y puedes verme,
y nace la promesa de venideros días festivos, a tu lado…
Fernando Guillamondegui
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